Son las 8:00 de la mañana y tus vacaciones han terminado. Te levantas de la cama odiando la vida y arrastras los pies hasta el lavabo como si llevaras años en coma y hubieras olvidado cómo caminar. Observas tu imagen en el espejo y maldices que hoy no sea festivo.
Te metes en el metro y te sientes misántropo. Odias al que se abraza a la barra central del vagón dejándote a merced de la velocidad, odias a las señoras que se amontonan como gaviotas en el andén esperando para entrar como si no hubiera mañana, odias haber salido duchadito de casa y estar sudando como si estuvieras en un desierto muy tocho en agosto. Odias.
En el trabajo tu ánimo no mejora. ¡Claro! ¿Cómo va a mejorar si estás trabajando en lugar de que te haya tocado la Lotería? Hoy va a ser un día de mierda…
¿Te has sentido identificado? Pues, querido amigo, fuerza una sonrisa, porque tengo la solución para ti… Empieza por Lindsay y acaba por Lohan, o alguna mamarracha por el estilo (¡las amamos!)
¿Esta persona bebe entre horas? Te preguntarás. ¡Algunas veces, querido amigo! Pero esa no es la cuestión a tratar. Cuando tengas un día fatal lo mejor que puedes hacer es ver una película de animadoras. Sí, como lees. Encomienda tu alma a Pamela, Tiffany o Kate Mary y deja que ellas ejerzan su magia.
Lo mejor de estas películas es que no tienes que pensar en absolutamente nada. Y cuando digo nada, es NADA. Todas siguen un mismo patrón:
Chica es nueva en instituto, chica tiene un sueño: entrar en el equipo de animadoras, chica entra en conflicto con la capitana u algún grupo de instituto rival, chica se enamora del pibonazo del insti y es correspondida hasta que surge un problema que se resuelve en el Baile de Fin de Curso (con su coronación como reina) o ganando la competición estatal de cheerleaders. Asumido esto ¿qué queda? Disfrutar.
Siéntate delante de la tele/ordenador y dedica un par de horitas a no pensar. Encefalograma plano, que diría mi madre. ¿No es fantástico?
Además, siempre incluyen canciones pegadizas y estupendas coreografías fáciles de plagiar en la disco (para los más atrevidos).
Si no me creéis, probadlo, se lo he recomendado a un par de amigos y han venido a besarme agradecidos (besos castos en la mejilla, que es que hay que explicároslo todo).
Además, nuestras queridas animadoras también pueden ayudarnos a resolver problemas de la vida cotidiana. Por ejemplo, cuando discutáis con vuestra pareja, os recomiendo lo siguiente:
1-A mitad discusión dadle la espalda al/la churri en cuestión
2-Daos media vuelta de golpe, manteniendo la mirada fija (la conocida «Acero Azul») en vuestra atónita víctima y grita lo siguiente:
“¡Dame una A, dame una M, dame una O, dame una R… AAAAAAAMOOOOOR!”
Joder, si salís vivos de esa os llevan al altar. Vamos, yo no dejaría escapar a nadie con tanto ímpetu por la vida.
Si aún no estáis convencidos, os recomiendo la película“A por todas” (creo que la veía una vez al día en vacaciones con mi prima). Maravillosa. Nunca volveréis a ser los mismos cuando sepáis lo que son los «dedos espirituales».
Sé, que pese a todos mis esfuerzos por fomentar el descanso neuronal, algunos de los más culturetas dirán: “¿Películas de animadoras? ¡A dónde vamos a llegar! ¡La vida se está convirtiendo en un circo!” Mientras se desmayan.
A lo que yo contesto: simpáticas personas, tan importante es pensar mucho como saber dejar de hacerlo…
SUPER FREAK 
No sé si es la mención a «A por todas» o a los «dedos espirituales» pero me has conquistado. TOP!
Ha sido por lo de «dedos espirituales» seguro 😉 ¡Gracias!